8.7.06
MANIFIESTO EN DEFENSA DEL ARBOLADO URBANO
MANIFIESTO EN DEFENSA DEL ARBOLADO URBANO
Tanto desde el punto de vista ambiental como de la calidad de vida del ciudadano, nadie discute ya hoy en día el papel que juega el árbol en la ciudad.
El arbolado urbano, además de su indiscutible valor estético, mejora la calidad del aire, amortigua el ruido, dulcifica las temperaturas extremas y corrige la contaminación. Su presencia en calles y plazas hace de estos lugares espacios favoritos para el ocio, el encuentro y la relajación, aspectos fundamentales que enriquecen una urbe moderna y la distinguen como tal.
Hacer que los espacios públicos sean más agradables y confortables es un objetivo primordial para cualquier ciudad. Más aún, en aquéllas que sufren climas rigurosos como el nuestro, el árbol adquiere un valor estratégico, ya que representa una contribución fundamental a la sostenibilidad y a la calidad de nuestra vida urbana.
Por otra parte, como el ser vivo más longevo que existe, el árbol es también un signo de permanencia en el tiempo y un portador de mensajes simbólicos, que ininterrumpidamente a lo largo de los siglos se ha incorporado al bagaje cultural de la Humanidad. En este sentido, determinados ejemplares se convierten en un patrimonio cultural e histórico heredado. En consecuencia, el árbol urbano no debe ser contemplado únicamente como un elemento adicional de los proyectos urbanísticos, sino que debe estar integrado en los mismos, por su papel bioclimático y por su contribución al propio diseño global de la ciudad.
Sin embargo, a pesar del consenso teórico y del marco legal que existe a su favor, el árbol urbano sigue siendo víctima del urbanismo que actualmente se practica, según venimos constatando desde hace años a través de los siguientes hechos:
Incumplimiento casi permanente de las Ordenanzas de Zonas Verdes del Ayuntamiento en vigor desde 1979, que se traduce en una constante falta de protección del tronco y las raíces en el conjunto de obras que se realizan en calles y plazas. Las heridas así ocasionadas suponen el punto de partida de problemas posteriores, tales como la pérdida de estabilidad, infecciones y pudriciones y, en definitiva, el resultado de un árbol enfermo que puede convertirse en peligro.
Inexistencia de normativa especifica y de protocolos de actuación de obligado cumplimiento para todas las empresas y servicios que puedan interferir con la protección y conservación del arbolado urbano.
La subordinación sistemática del arbolado existente a los planes de remodelación de calles y plazas. Como consecuencia de ello, periódicamente se producen talas indiscriminadas, en ocasiones masivas, de árboles que han alcanzado su punto de madurez y se encuentran en pleno cumplimiento de sus tareas ambientales.
Plantaciones inadecuadas proyectadas por entidades ajenas al personal experto en arboricultura y que no tienen en cuenta aspectos tales como la elección de especie, la adaptación a nuestra climatología y la adecuación del espacio donde se van a plantar y desarrollar.
Falta de una política común y coherente para la protección del arbolado urbano que se traduce en ausencia permanente de coordinación entre los diferentes servicios municipales implicados.
Árboles cuya singularidad fue reconocida por el propio Ayuntamiento, pero que siguen sin ser adecuadamente señalizados y sufren problemas de abandono y exposición a prácticas indebidas.
Falta de cultura entre la población sobre el papel que juega el arbolado urbano y carencia de información sobre las técnicas de cuidado y mantenimiento necesarias para hacer compatible la protección del arbolado con la seguridad ciudadana.
Por todo ello, los abajo firmantes solicitamos del Alcalde de Zaragoza como responsable último del mantenimiento y buen estado de nuestra ciudad:
Obligación urgente de que se respeten las Ordenanzas de Zonas Verdes aprobadas por el Ayuntamiento el día 2 de Abril de 1979–en especial su punto 2.5.-. Por otra parte, teniendo en cuenta la fecha de su aprobación, sería conveniente su revisión con el objeto adaptarla a los nuevos conocimientos aportados desde la arboricultura.
Preparación de protocolos específicos, tanto para marcar líneas de actuación ante cualquier urgencia que se produzca en la ciudad, como para garantizar que las obras o proyectos incorporen en sus Pliegos de Condiciones aspectos encaminados a la protección y conservación del arbolado en la ciudad.
Integración del arbolado sano existente en los proyectos urbanísticos, considerándolo como elemento enriquecedor de los mismos y una inversión del futuro, garantizando su correcta protección para que pueda seguir desarrollándose en toda su plenitud.
Supervisión por personal cualificado de Parques y Jardines de todas las plantaciones que se realicen en la ciudad.
Establecer mecanismos de coordinación y comunicación interna entre los diferentes Servicios Municipales implicados, en el marco de una política ambiental activa y responsable.
Señalización inmediata de todos los árboles catalogados con objeto de darlos a conocer a los ciudadanos y de prevenir actuaciones improvisadas que puedan producirse en su entorno y perjudicarles. Elaboración de un Plan Especifico de Protección para cada uno de los árboles que vaya acompañado del consiguiente presupuesto.
Establecer mecanismos de información y participación de la población a través de la Comisión de Biodiversidad de la Agenda 21 Local y de las Juntas de Distrito.
Somos plenamente conscientes de que avanzar en la búsqueda de soluciones a los problemas planteados requiere la participación más amplia posible del conjunto de la población, una parte de la cual no siempre es sensible al papel del arbolado en la ciudad ni mantiene comportamientos responsables. Por todo ello, en el marco de nuestras posibilidades, nos comprometemos a desarrollar programas de sensibilización entre la población que nos permitan avanzar juntos en la defensa del patrimonio natural de nuestra ciudad.
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